El subempleado gana cada vez menos

Las ventas ambulantes proliferan en Quito. Los comerciantes informales ocupan calles, buses o paradas de transporte público.

Poco han hecho las autoridades frente a esta problemática que es la cara más visible del subempleo y la informalidad en la capital. La categoría agrupa a las personas en condiciones precarias de trabajo, que ganan menos de un salario básico, solo laboran unas pocas horas al día y no tienen afiliación a la seguridad social. Capta a ciudadanos nacionales y extranjeros.

La actividad informal tampoco aporta tributariamente al Estado. En el último año las condiciones laborales de este segmento de la población se deterioraron. Un subempleado ganaba en junio del año pasado USD 152 en promedio mensual. En junio de este año el ingreso cayó a 136,50. El número de horas también cayó de 28 a 26 a la semana, cada vez más lejos de la jornada regular que es de 40 horas al día.

Quito es la ciudad donde más subió el desempleo. Hasta junio pasado se registraban 135 120 personas en esta situación laboral, 48 671 más que en junio del año pasado. La explicación está en un deterioro del trabajo formal y adecuado, especialmente desde el sector privado. Las empresas generaban 80 de cada 100 empleos hace un año; pero este año bajo a 75 de cada 100.

Una reforma para ampliar las opciones de trabajo sin afectar los derechos laborales es el gran desafío del Gobierno. El Régimen enviará a la Asamblea la reforma laboral después del 23 de agosto. El contenido del texto se desconoce, pese a que se anunció que los ajustes surgirían de un acuerdo.

La mesa se reunió dos veces, pero sus resultados no se conocen aún. Hasta ahora solo se conocen los acuerdos propuestos por el Consejo Nacional de Trabajo y Salarios el 15 de mayo. Consisten en eliminar el recargo del 35% en los contratos eventuales, crear un contrato para nuevos emprendimientos, y flexibilizar la jornada laboral.

Ampliar el debate de la reforma es urgente para conseguir el apoyo de la población en un tema fundamental como el empleo.

Fuente: El Comercio