Cada vez más venezolanas encuentran la muerte huyendo de la miseria de su país
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Redacción Digital

Entre febrero del 2017 y noviembre del 2018, en diversos medios de Latinoamérica se reportaron las muertes violentas de por lo menos 41 venezolanas. Decenas de jóvenes obligadas por el colapso económico de Venezuela a abandonarlo todo para probar suerte en otros países, pero lo que encontraron fue la muerte. En un extenso reportaje publicado por El Nuevo Herald se narran algunos de los casos de jóvenes de ese país petrolero que perecieron fuera de sus hogares al caer en las garras del crimen organizado, de esposos que se volvieron violentos tras emigrar, o por parejas obsesivas.

La mayoría de ellas “era parte de los miles de venezolanos que comenzaron a emigrar de forma discreta en el 2002, cuando el ahora fallecido presidente Hugo Chávez regresó al poder tras un breve golpe de Estado. La emigración aumentó en el 2014 con la represión brutal del régimen de Nicolás Maduro a las manifestaciones de los opositores”.

Así entonces, el citado medio documentó varios casos ocurridos entre febrero del año 2017 y marzo del 2018 en países como México, Ecuador, Panamá y Perú. El texto devela dolorosos testimonios de familiares y amigos cercanos o declaraciones de temerosas sobrevivientes que aún ocultan su identidad tras escapar de la misma suerte. Sin embargo, hay otros muchos casos sepultados en el misterio, cuerpos enterrados sin reclamar, y familias enteras que no pueden ver llorar a sus hijas.

El Fondo Monetario Internacional pronostica una hiperinflación en Venezuela para el cierre de este año alcanzará el 1.3 millón por ciento, con una caída del 18 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), en un país donde las medicinas escasean y son muy pocas las familias que pueden comer dos veces al día. Los venezolanos están huyendo de eso, de los apagones de mediodía, y los cortes de agua.

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Según datos ofrecidos por la ONU, son 3 millones de venezolanos los que han emigrado en los últimos cuatro años, a pie, en carro, soportando el hambre y las necesidades.

Al respecto, Eduardo Stein, representante especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para los refugiados venezolanos, ha dicho que “nunca América Latina ha enfrentado una situación de migración forzada como la que se está viendo ahora en Venezuela”.

Kenny Finol es una de las víctimas. Estudiaba Comunicación Social en su natal Maracaibo, en el noroeste de Venezuela, y aspiraba a convertirse en una periodista de renombre, pero tuvo que escapar del vertiginoso deterioro económico de su país, que la obligó a emigrar primero a Colombia y luego a México.

El cadáver de Finol fue hallado el 25 de febrero del 2018 en una calle del municipio Ecatepec, en el estado de México, considerada la zona de más violencia contra las mujeres y donde operan organizaciones de trata de personas y tráfico de drogas. A la venezolana de 26 años le desfiguraron el rostro con ácido, la golpearon brutalmente, la violaron y la torturaron antes de matarla.

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México se ha convertido en un país de riesgo para jóvenes en situaciones como la de Finol, reza el texto del Herald, pues seis venezolanas fueron brutalmente asesinadas en el último año y medio en ese país, varias de ellas presuntamente por personas vinculadas con la trata de personas y el narcotráfico.

Según el criminólogo y abogado venezolano Fermín Mármol García, entrevistado para el reportaje, Venezuela ha tenido un movimiento poblacional muy importante en los últimos años, en que los ciudadanos emigran por razones que son “eminentemente económicas y sociales”.

“Cuando esa emigración se debe al empobrecimiento de un país vamos a tener una migración muy mixta. Por un lado, profesionales, pero también un movimiento poblacional que está dispuesto a todo, y cuando uno está dispuesto a todo es factible que la trata de personas se haga presente”, explicó al medio estadounidense desde Caracas.

De acuerdo a un informe del Observatorio de Delito Organizado (DOT) y Paz Activa de Venezuela, en asociación con la embajada del Reino Unido en ese país, publicado en marzo pasado, los venezolanos, en un “intento de salvaguardarse a sí mismos y a sus familiares, se han expuesto durante su proceso migratorio a distintas redes locales y globales de trata y tráfico de personas”.

También hay casos de jóvenes que decidieron probar suerte por su propia cuenta. Empacaron sus esperanzas y sus sueños y emprendieron viaje hacia donde pensaron que encontrarían un lugar donde trabajar, continuar sus estudios, y desde allí ayudar a los familiares que dejaron en el caos de una Venezuela que una vez fue receptora de emigrantes, vivió una bonanza petrolera y que gran parte de su población era de clase media profesional hasta que se implantó el llamado Socialismo del Siglo XXI.

Fuente: cubanet.org